domingo, 1 de enero de 2017

Primer contacto con el mundo cuckold (segunda parte)

No me dí cuenta, no sabía muy bien que pasaba, estaban callados, yo en la cocina cogiendo vasos para poner en la mesa y cuando me acerqué, estaban los dos agarrados, hablando muy cerquita hasta que se besaron.

Esa es la primera sensación, la primera vez, el verla a ella con otro hombre a solas mientras yo ponía mesa. Es una mezcla de sensaciones, rabia, placer, felicidad. Ella estaba agusto, parecía sentirse muy cómoda en sus brazos, él estaba encantado. Recuerdo que ya me había dicho lo mucho que le gustaba Angela y en ese momento yo decidí seguir a lo mio y dejarlos.


Cómo ya fue una tradición, los dejé sentados juntos y yo enfrente. Por debajo de la mesa sus manos se perdían, brindábamos, bebíamos vinito blanco y ellos se hacía caricias, besos, todo lo que apuntaba a una noche genial.

Decidimos tomar un licorcito, ya más cómodos en el sofá, con mi intención de romper el hielo, cosa que no fue necesaria, tanto Juan como Angela se tenían ganas y así me lo demostraron, se abrazaron, besaron, me dieron sus vasos para retirarlos mientras ellos parecían dos adolescentes llevados por las ganas y la pasión. Yo no me lo podía creer, algo pasaba en mi, tenía una erección espectacular contra todo pronóstico.

La imagen era increíble, ella sentada sobre él, él tocándola y ella entregada. Mientras junto a ellos yo miraba la escena con cara de estar encantado con lo que veían mis ojos y es que comprendí en cierto modo el sentido del cuckold. Ser capaz de conseguir placer propio, viendo como tu pareja obtiene placer de una tercera persona. Y es algo espectacular que recomiendo a todas las parejas.


Decidimos seguir y ya fuimos a la cama. Al ser la primera vez, yo participé bastante y no cumplí al estar en mi lugar de marido complaciente, si no que participé, ayudé un poco, aunque cuando más disfrutaba era cuando él la poseía. Ambos me miraban con una cara que solo recordarla me vuelve a calentar. Sabíamos que eso era lo que nos gustaba a los tres.

Finalmente y tras dos sesiones de sexo, el me pidió permiso a mi para eyacular sobre ella, a lo cual no me negué y ahí se produjo otro de los momentos mágicos, ella quedó impregnada en su pecho de la toda la corrida de Juan, pero yo me lleve parte sobre mi al estar demasiado cerca, cosa que no me preocupó en absoluto. Reforzó quizá mi posición de cuckold, en la cual su nuevo amante, consiguió dejarme claro quien era el que mandaba en la cama.

1 comentario:

  1. Genial segunda parte, saber estas cosas solo me animan a seguir adelante y llegar a tener unos preciosos cuernos (Deseocuernos)

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